Y siempre te quise.
Lamento que no puedas entenderme, lamento no poder ser coherente y no poder dominarme. Lamento que no quieran oir lo que tengo para decir. Lamento haberme rendido y sido cobarde. Lamento haber perdido algo tan importante y no entender la razón. Lamento que me hayas conocido, lamento tener verguenza de volver a hablarte, pero al menos, después de todo, y aunque no sirva de nada, pido perdon a la nada y en silencio. Nadie la oirá, nadie llorará, nadie me mirará a la cara. Y ese es el peor castigo.
Quizás algún día tenga el valor de mirarte y decirte que te quiero y te valoro y que nu